Después de años de investigación, al fin se ha conseguido un vinilo de origen 100% vegetal, lo que supone un enorme salto tecnológico y, sobre todo, un avance fundamental para la sostenibilidad de nuestro entorno.
Transformando el plástico hacia la sostenibilidad
El plástico desempeña un papel muy importante en nuestra sociedad y, aunque algunos de sus usos estén en entredicho, hay muchas aplicaciones en que es la mejor opción, e incluso algunas en las que es simplemente insustituible (por ejemplo, en el ámbito sanitario, en la educación ... etc.).
Por eso, era imperativo que los plásticos evolucionasen hacia una mayor sostenibilidad, respetando tanto el clima como el entorno, y una de las principales claves para alcanzar este objetivo era encontrar materias primas renovables, ya que los plásticos se producían mayormente a partir de petróleo, que es evidentemente un recurso finito.
Ya hace algunos años que se consiguieron algunos plásticos de origen vegetal, como el PLA, PHA, TPS etc, que son excelentes para algunas aplicaciones, como el packaging, pero no son adecuados para acabados premium como se requiere en los materiales educativos, productos de protección y presentación de documentos o PLV y regalo promocional.
Ahora por fin se ha conseguido producir un material de máxima calidad visual y táctil para todas estas aplicaciones: el vinilo de base biológica, elaborado a partir de materias primas de origen vegetal.
Vinilo de procedencia Sostenible
Hay que hacer antes que nada una observación muy importante: para que los plásticos de origen vegetal sean sostenibles es imprescindible que procedan de residuos vegetales, no de vegetales cultivados a propósito para fabricar los plásticos, pues esto último sería claramente perjudicial ya que, o bien se desviarían recursos necesarios para la alimentación o bien habría que ampliar la superficie cultivada, muy probablemente a costa de superficie forestal. Por tanto, no lo olvidemos: un material de origen vegetal solo es sostenible si procede íntegramente de residuos.
El vinilo que ahora se ha presentado, se fabrica a partir de un aceite que se extrae de residuos de madera de pino y otras coníferas. Este es un subproducto puro de la industria papelera, obtenido de las resinas liberadas durante la cocción de la pulpa de madera en el proceso de producción de papel. De esta forma, no se requiere la tala adicional de árboles para obtener esta valiosa materia prima.
Tanto el origen (residuos vegetales) como todo el proceso de producción hasta obtener el film de vinilo terminado, han obtenido la Certificación ISCC Plus, el prestigioso sistema de certificación que audita y acredita que las materias primas no fósiles cumplen con la normativa de sostenibilidad para la bioeconomía en Alemania, la UE y terceros países y que verifica la trazabilidad de toda la cadena de producción de un material.
Igualdad de Prestaciones
Un aspecto importante de este nuevo material es que mantiene todas las propiedades y prestaciones del vinilo convencional, tanto desde el punto de vista técnico como sensorial.
La resistencia, flexibilidad, durabilidad, aspecto, tacto agradable etc., son exactas al vinilo de origen fósil, ya que las moléculas que componen el film, a pesar de tener procedencias distintas, son idénticas.
Reducción de la Huella de Carbono
El progreso ambiental de este nuevo material está solo en el origen renovable de su materia prima sino que, además, su proceso de producción consigue una reducción de un 90% de las emisiones de gases de efecto invernadero (principalmente CO2) en comparación con la producción del vinilo convencional.
Esto representa, por tanto, una reducción contundente de la huella de carbono de los artículos producidos en la industria del vinilo, como carpetas, fundas, tapas de libro, carteras, sobres, neceseres etc., que tienen ahora un balance medioambiental mucho mejor que cualquiera de sus alternativas.
En conclusión: un avance fundamental
El vinilo ya era uno de los materiales más sostenible porque se recicla con gran facilidad y a un coste reducido, pero ahora, con este nuevo material procedente de residuos vegetales, se convierte en un referente y en una opción difícil de mejorar, y además con la tranquilidad que aporta la exigente Certificación ISCC Plus.
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