Residuo Cero: ¿qué es?

Niño recogiendo botellas usadas para su reciclaje

¿Qué significa exactamente cuando una empresa dice que está certificada “Residuo Cero”?

Si lo tomamos al pie de la letra, lo que entendemos es que esa empresa no genera ningún residuo en absoluto, pero si nos paramos a pensarlo un poco más, nos damos cuenta de que esto es casi imposible (sobre todo si es una empresa de fabricación), y empezamos a sospechar que hay algún “truco”, por ejemplo, que sí que los produce, pero que los “compensa” de alguna forma.

Pues bien: no es ni una cosa ni la otra, y vamos a explicarlo a continuación.

Qué entendemos por residuo

Esto es lo primero que hay que aclarar: ¿qué es un residuo?

Según la RAE, es el “material que queda como inservible después de haber realizado un trabajo u operación”, y la Ley7/2022 ¹ lo define como “cualquier sustancia u objeto que su poseedor deseche o tenga la intención o la obligación de desechar”. Juntando las dos definiciones, podemos decir que un residuo es algo de lo que nos deshacemos, porque ya no nos sirve.

Pero hay que puntualizar un poco esto, porque supongamos que la bici de mi hija se le ha quedado pequeña y la tengo que desechar porque ya es inservible para mí … pero entonces se la vendo a otra familia: ¿verdad que nadie la consideraría un residuo?

Y en efecto, también la Ley de Residuos¹ tiene en cuenta este aspecto, y no considera residuo algo que, siendo inservible para nosotros, lo entreguemos a un tercero que lo vaya a utilizar tal cual, o sea sin necesidad de tratarlo o transformarlo.

Hay otras excepciones y casos especiales que la Ley tiene en cuenta pero, para no aburrir, podemos resumirlo en una regla sencilla que rara vez falla: si al deshacernos de algo nos pagan, no es un residuo y si tenemos que pagar nosotros, sí que lo es (al menos en ese momento).

¿Puede una empresa producir cero residuos?

Pues de lo explicado en el punto anterior, se deduce que es prácticamente imposible.

Incluso en el caso verdaderamente excepcional de que todos los restos de fabricación se pudieran vender como subproductos útiles para otras industrias, aún quedarían envases, residuos orgánicos etc., que siempre se producen donde hay una actividad humana.Miniatura_certificado_residuo_cero.jpg

Pero una empresa responsable sí que puede hacer algo cuyo resultado final es cero desechos:

1-en primer lugar, debe reducir los residuos que genera hasta el mínimo posible

2-y los que queden, puede pagar a gestores especializados en valorizarlos, ya sea por reutilización, reciclaje o utilización como combustible. De esta forma, aunque en el momento de salir de la empresa sean residuos, se consigue que poco después dejen de serlo, pagando la empresa el coste de su proceso de valorización.

Y cuando todo esto se hace y se hace suficientemente bien, es cuando se puede aspirar a una certificación de Residuo Cero, que se consigue cuando los auditores comprueban que los residuos se reducen cada año y que el porcentaje de residuos valorizados supera un cierto umbral (no se exige aún un cien por cien, pero sí estar muy cerca y, además, seguir acercándose más cada año)

Pero la parte de la valorización externa es más difícil de lo que parece, como veremos en el siguiente punto.

¿Cómo sabemos que un residuo se ha valorizado? ¡No vale suponer!

Una de las partes más complicadas es demostrar que los residuos que pagamos por valorizar, realmente se valorizan.

Un ciudadano se puede dar por satisfecho cuando deposita sus residuos en el contenedor apropiado: ya ha hecho “su parte” y da por supuesto que después vendrá alguien (el ayuntamiento, Ecoembes, Ecovidrio ….etc.), que tratará a esos residuos de la forma adecuada.

Pero esto no vale para una empresa que quiera conseguir Residuo Cero. No se puede dar nada por supuesto, sino que hacen falta evidencias de cada paso que sigue cada residuo hasta su destino final.

Para cada uno de los distintos residuos² entregados a un gestor, hay que tener una trazabilidad total, con evidencias documentadas de cada paso (incluidos los transportes) y las autorizaciones administrativas de cada uno de los “actores” para hacer el tratamiento que hace.

Pongamos un ejemplo: imaginemos que entregamos un contenedor con restos de papel y cartón a un gestor que nos presenta su autorización para el tratamiento de ese LER², formalizamos el contrato de tratamiento nos envía para la recogida a un transportista que nos presenta también su correspondiente autorización para ese LER … ¿nos podemos quedar ya tranquilos?

Pues no: lo primero que hay que saber es si ese gestor tiene autorización y medios para terminar de valorizar esos restos (o sea, de convertir esos residuos en una materia prima utilizable en una planta papelera). Pero normalmente esto no es así: ese primer gestor, lo que hace es separar y clasificar los restos, luego los transfiere a otro que los tritura, y este a su vez los transfiere a otro que es el que los convierte en pulpa, que ya sí que es una materia prima. Tienen que intervenir tres gestores hasta que el residuo deja de serlo y se valoriza como materia prima. Pues bien, la empresa que quiera conseguir Residuo Cero, tiene que conocer a todos esos gestores, saber qué hace cada uno, y tener evidencia de que están autorizados para ello.

Con la valorización energética (residuos que se convierten en combustible), ocurre exactamente igual

Entonces, ¿qué es y que significa exactamente que una empresa está certificada Residuo Cero?

No significa que la empresa no produzca ningún residuo.

No significa tampoco que todos sus residuos se valoricen.

Lo que significa exactamente es lo siguiente:

1-que el volumen total de sus residuos se reduce cada año

2-que al menos el 90% de todos sus residuos se valorizan (o sea, menos del 10% terminan en un vertedero)

3-que ese porcentaje de valorizados aumenta cada año, con el objetivo de alcanzar el 100%

4-que esa valorización es real y con una trazabilidad total, es decir, que desde que el residuo se produce hasta que se valoriza hay evidencia de cada paso y de cada gestor, y que todos ellos están debidamente capacitados y autorizados para el tratamiento que realizan

Esperamos que este artículo os haya resultado interesante y como siempre os animamos a escribirnos a i+d@tripleq.espara cualquier comentario o información adicional.

¹ Ley 7/2022, de 8 de abril, de residuos y suelos contaminados para una economía circular.

² Cada tipo de residuo se identifica con un código de 6 dígitos denominado LER (Lista Europea de Residuos)

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