En la primera parte de este artículo explicábamos que la aparición en poco tiempo de muchas palabras relacionadas con conceptos medioambientales ha motivado que casi todos las utilicemos mal y casi nadie sepa exactamente qué significa cada una. Esto por no hablar de que muchas de ellas son puros “inventos” de marketing sin ninguna base técnica o científica.
El autor ha recopilado algunos de los términos más habituales y nos los explica en este blog.
En la primera entrada, recientemente publicada, analizamos los términos “biodegradable”, “bioplásticos”, “compostable”, “ecológico” y “ecofriendly”, y hoy continuamos con “orgánico”, “reciclable”, “reciclado”, “renovable” y “sostenible”.
Orgánico: Es un producto cuyas materias primas proceden exclusivamente de seres vivos y no se utiliza en su procesado ningún componente sintético.
Evidentemente, este término no se puede utilizar en el ámbito de los plásticos. En cuanto a otros sectores, el uso de "orgánico" y "bio" se entremezcla bastante, debido a que ninguno de estos términos está claramente regulado por normas. Los más cuidadosos utilizan "bio" para los productos no procesados o con un proceso natural (por ejemplo, una manzana o un yogur) y "orgánico" para los procesados no naturales (por ejemplo, cosmética)
Reciclable: No es tan evidente como parece. El concepto base es, por supuesto, material o producto que se puede reciclar para convertirlo en productos nuevos. Pero esto puede ser engañoso: no vale con que se pueda hacer teóricamente, sino que se tiene que hacer en la práctica.
No se debería vender como reciclable un material o producto que carece de una estructura industrial y logística en funcionamiento dedicada a reciclar dicho material. Hay muchos materiales que se pueden reciclar en un laboratorio o en una planta piloto, pero los procesos no son rentables a día de hoy, por lo que no hay plantas que los procesen y por tanto no se reciclan, a pesar de que sea técnicamente posible. En estos casos, no se debería etiquetar el producto como reciclable.
Reciclado: Material reciclado, o producto fabricado con material reciclado, significa que una parte o incluso toda su materia prima procede de residuos de antiguos productos, que se han procesado para volverlos a utilizar en la fabricación de dicho material o producto. Cuando se indica un porcentaje, siempre se refiere al % de la masa total (por ejemplo, en un envase que indique 50%R y pese 100 g, hay 50 g de material reciclado).
Una cuestión importante: ¿lo óptimo es un 100%?, ¿el objetivo para un mundo ideal es que todo sea 100% reciclado? Pues evidentemente, no: incluso cuando lleguemos a reciclar el 100% de los residuos (ojalá sea pronto), eso no proporcionará materia prima suficiente para fabricar el 100% de los productos que demanda el mercado, pues siempre hay mermas en el proceso, hay productos duraderos que tardan muchos años en reciclarse, etc. Hoy en día, en algunos sectores ya empieza a haber mucha más demanda de residuos que oferta, lo que significa que cuando un gran fabricante ofrece productos 100%R, está acaparando residuos que impiden a otros fabricantes más pequeños ofrecer siquiera un 25%.
Renovable: Aplicado a un recurso, es el que se repone de forma natural. Aplicado a un material o producto, es el que procede de un recurso renovable, es decir que lo que se utiliza se repone de forma natural (aunque en muchos casos requiera la intervención humana en la gestión).
Buenos ejemplos son la madera y el papel procedentes de bosques de cultivo sostenible: la reproducción y el crecimiento de los árboles son naturales, pero es necesaria una gestión del bosque que garantice que no se extrae madera a un ritmo mayor del que se produce.
Sostenible: y llegamos al “trending topic” de nuestros días, una de las palabras de mayor uso … y abuso.
Aplicada a un proceso, no plantea muchas dudas: significa que se podría mantener de forma indefinida porque no produce disminución en los recursos que utiliza, bien sea porque se renuevan a un ritmo igual o mayor, o porque son inagotables.
Pero aplicada a un producto, generalmente es incorrecta, ya que se suele referir solo a algunas partes del proceso (por ejemplo, a la materia prima o su transformación), dejando de lado otras (como el transporte, el final de vida, etc.). Sin embargo, sí que podemos decir que un producto nuevo es más sostenible que otro anterior, cuando se ha mejorado claramente la sostenibilidad de algunas partes del proceso, sin empeorar al mismo tiempo otras.
Hasta aquí, hemos repasado algunos de los conceptos más utilizados en nuestros días y esperamos que nuestras explicaciones os sean útiles. No hemos querido extendernos más, para mantener un tiempo de lectura de unos 5 minutos, pero si queréis ampliar información o conocer otros términos como “biocom”, “oxo-fragmentable”, “SIG”, “economía circular”, etc, no dudéis en escribirnos a i+d@tripleq.es y os informaremos con mucho gusto.
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